martes, 23 de enero de 2024

 

A JULIÁN REVUELTA: EL MALVÍS DE TANOS QUE VOLÓ A POLANCO.      MAESTRO DE LA TONADA MONTAÑESA.

                                                                       IN MEMORIAM


                                                                      

 Se nos ha ido Julián Revuelta, el Malvis de Tanos, a tres días de su 75 cumpleaños. Máximo exponente de la canción montañesa, conocido en todos los rincones de nuestra región, por los que recorrió  prados, plazas, tabernas y escenarios diversos logrando que sonasen esas tonadas propias de la tierruca.

Hablar de Julián, el Malvis, en estos momentos puede resultar redundante, pues mucho se ha escrito en prensa, en redes y escuchado por radio, en tertulias, charlas y encuentros informales sobre él. La noticia del fallecimiento del Malvís nos ha dejado consternado a todos quienes le conocíamos.



    Siendo más que  evidente su elevada categoría como cantante - pues gozaba de una prodigiosa y fuerte voz-, los que tratamos con él podemos constatar su prominente condición humana que no le va en zaga como cantante. Ha sido una persona sumamente generosa que, tras ese aparente tic arrogante que alguno haya podido percibir, escondía una personalidad sensible, solidaria, siempre dispuesta a ayudar y amigo de sus amigos. En lo que refiere a la Asociación Sociocultural Polanco –que tengo el placer de presidir- no podemos más que expresar agradecimiento. Siempre que se le requirió estuvo presente; colaboró en muchas y variados eventos, todos de gran relevancia para nosotros y para el municipio en general. Entre alguna de las actividades en que  colaboró, están: La colaboración en el festival que organizamos a favor de los ciudadanos de Bosnia en 1995, durante la guerra de los Balcanes, en el  colegio La Milagrosa y en el que participaron diversos grupos y solistas. Acudió a colaborar como cantante de tonadas, intercaladas con lecturas poéticas, cuando inauguramos la placa en recuerdo a Jesús Cancio, frente a la casa donde vivió y falleció,  en el cincuenta aniversario de su fallecimiento. Cuando le pedí nos acompañase a actuar en el Palacio Festivales en la declaración de Bien de Interés Cultural inmaterial de las marzas, bolos y rabel. Acudió a la invitación de participar, junto a Eva García Amieva, en la presentación del libro “Remembranzas de Polanco”; y me ayudó ofreciéndome información  sobre el inicio de las fiestas de Soña de las que fue copartícipe e ideólogo, para el pregón que ofrecí en este último San Elias; tenía Julián, una carpeta donde guardaba todos los detalles de los primeros años de la fiesta de Soña; lo tenía escrupulosamente documentado: contratos, facturas, solicitudes, programas…  Me cabe destacar su papel docente en enseñarnos “las marzas”, prácticamente todo nuestro repertorio marcero se lo debemos a él. Siempre dispuesto, no sabía decir “no”, y tengo la sensación de que no sólo disfrutaba con nuestros eventos, sino que paradójicamente agradecía contásemos con él.

Su generosidad para con nosotros era similar a la que tenía para con los vecinos en la taberna a la hora del blanco, donde no necesitaba ser empujado para deleitar con unas entonás que siempre iban acompañadas de las voces de algunos parroquianos y, naturalmente, de las frascas de blanco que, una tras otra, iban saliendo de la cuba. Lo hacía porque le apetecía, porque lo disfrutaba. Excelente amenizador en la taberna, transmitía alegría y buen humor. Como es natural, esa predisposición genera un sentimiento de gratitud inconmensurable.

Y, aunque Julián es “el Malvís de Tanos”, pues en Tanos nació, sazonó su infancia y juventud que aderezó con las danzas, el cante y los bolos, ingredientes de la esencia de nuestro folclore y  arraigadas tradiciones; de Tanos siempre alardeó ser. Muestra de ello es su canción “Soy de Tanos”, cuya letra dice:

                       (…) soy de Tanos/rincón incomparable de mi Cantabria

 Mas, no hemos de olvidar que en Polanco vivió  cincuenta años, dos tercios de su vida y, por supuesto, a Polanco quiso; aquí construyó la mejor obra de su vida: su  familia, compuesta por su esposa, María Jesús y sus hijas: Maica y Mª Jesús.

Así canta en su canción “El día de San Roque”:  (…) Cerca de Polanco, conocí una moza/ que al muy poco tiempo sería mi novia/ Hoy es mi mujer, vivimos en Soña,/ tenemos dos niñas que son una gloria

Igualmente nos deja muestra del cariño que sentía por Polanco con su canción, “Polanco pueblo querido”: Polanco, Rumoroso, Mar, Soña y la Cadena/ Posadillo, Requejada y Rinconeda, olé pueblo querido/ Puebluco de mi alma, Polanco mío/Por lejos que me encuentre nunca te olvido,/olé pueblo querido.

Hay más canciones suyas que aluden cariñosamente a Polanco, abajo las pondré para que puedan ser escuchadas. No cabe por menos, evidenciar que tanto Tanos, como Polanco son sus terruños de corazón, aunque su afecto de pertenencia se dimensiona más allá de estos dos pueblos;  lo dice  la canción: Montañés, soy de la montaña

Para un folclorista como Julián que mamó desde pequeño la esencia folclórica, que reconoce a Tanos como cuna del folclore, así lo dice en su canción “Soy De Tanos”: Eres rico en tradiciones/ eres cuna del folclore/ eres fuente inagotable de danzas y cantadores… No tiene que haberle supuesto  dificultad vincularse a Polanco, su pueblo, su hogar, pues respecto a las tradiciones folclóricas, ambas localidades vienen a estar a la par. Decía D. Sixto de Córdova y Oña que JM Pereda, decía aquello de que: los de Polanco cantan siempre y en todas partes. Tradición de cante, Polanco ha tenido; de hecho, actualmente, cuenta con dos Coros: La Cagiga y San José. La tradición de danzas viene de largo; a lo largo del SXX ha tenido varios y reconocidos grupos de danzantes; Polanco siempre ha tenido culto por el deporte vernáculo de los bolos, no han faltado boleras para echar  ¡A los gananciosos!... Y Polanco es uno de los primeros municipios que recuperan, desde los años 80, la tradición de cante y ronda marcera.

En Polanco me consta que Julián ha disfrutado de su familia, de sus fiestas, de sus gentes y de la casa junto al monte. Sin embargo, tengo la sensación de que Polanco no ha sabido corresponder, prestándole el reconocimiento que merece. Ahora es tarde…  pero, más vale tarde que nunca. Apoyaremos cualquier iniciativa, al respecto, que venga del Ayuntamiento.

Julián Revuelta, el Malvis de Tanos que voló a Polanco y anidó en Soña, ha mostrado tal como cantaba en “Canto a Torrelavega” ser ¡Grande por todo y en todo!... Amigo Julián, siempre se te recordará, para ti todo nuestro agradecimiento. Y, al igual que liberaste de la jaula, por  encontrarse triste y no cantar a aquél malvís cantarín que recogiste en los zarzales junto al Viar, que tú espíritu, libre de tu cuerpo, vuele alto, alegre y cantarín por los confines de nuestra  Cantabria.

                                                                                         TINO BARRERO