martes, 24 de mayo de 2011

De Cancio a Fidelita, por Tino Barrero


Jesús Cancio se encontraba con el cargo de concejal en su pueblo de Comillas durante la sublevación golpista del nacionalcatolocismo, por lo que una vez éstos entraron en Comillas, Cancio fue encarcelado y tras el periodo de prisión fue exiliado.

Torrelavega fue su primera estancia en prisión; en ella escribió buen número de poemas. Uno de estos poemas se lo dedicó FIDELITA DÍEZ.

Fidelita Díez era poetisa, y según recoge José Ramón Saíz Viadero *, fue encarcelada con el único delito de ser hija de padres de izquierda y recitar poesías en el teatro.

Esta joven, muy bella, de diez y siete años se encontraba encarcelada junto a Antolina Matarranz en el salón Olimpia de Torrelavega. A Fidelita, las carceleras, le cortaron el pelo al cero y para ridiculizarla todavía más le dejaron un mechón largo atrás, para amarrarla un lazo rojo. Visitaron la cárcel cinco falangistas y acordaron, junto a las guardianas, sacarla aquella noche. Las compañeras quedaron horrorizadas cuando, a las pocas horas, vieron llegar a Fidelita hecha una piltrafa humana. Cayó de bruces y las compañeras no fueron capaces de que ella contara qué habían hecho con ella aquellos asesinos. Sólo podía repetir: “fueron cinco, fueron cinco”. Al poco tiempo murió y se llevó a la tumba todas la aberraciones que le hicieron aquellas hienas (**)

* “Mujer, guerra civil y represión franquista en Cantabria”. J.R. Saiz Viadero

(**) De las declaraciones de Antolina Matarranz a Felipe Matarranz en:

“ ¡Camaradas, Viva la República!, León 2006





Jesús Cancio dedicó el siguiente poema subtitulado:

“ROMANCE DEL ENTIERRO DE LA GENTIL RECITADORA DE MIS VERSOS”


Como recitaría/ el último poema/ que la sacan en hombros/ y en hombros la llevan/ más allá de su vida…../ ¿Ah la veis como sueña/ con el arte su navío/ que en la gloria la espera?////

Como diría la niña/ la poesía aquella/ que era sal de ternura,/ y era miel de belleza,/ como diría la niña/ el madrigal de estrellas,/ que aún lleva la sonrisa/ de la última cadencia/ prendida de los labios…./ ¿Ah, la veis como besa/ al arte que ha salido/ a encontrarse con ella?/ Mirad como la miman/ los más altos poetas/ con flores rociadas/ de lágrimas inmensas/ ¿Dónde irá tan bonita/ con el traje de fiesta?/ Como va tan dormida/ no oye al pueblo que reza:/ ¡Ay luz de mis cantares!/ ¡Ay dulce compañera!/ ¿Ah, volverá mi niña?/ Los celos de la gloria/ no saben de las quejas/ del pueblo que la sigue/ temblando por su ausencia////

Como era tan artista/ como era tan serena/ fue loca por la pluma,/ fue mártir por la idea/ ¿Dónde irá tan bonita/ con el traje de fiesta/ con coronas de nardos/ y con cintas de seda?/ ¿dónde irá tan bonita/ vamos todos tras ella./ Todos no; los que en vida/ la hirieron ¡que se vuelvan!/ ¡ No más besos de Judas/ en su frente de cera/ no empañen la armonía/ de su sueño de muerta!/ ¡Ay luz de mis cantares!/ ¡Ay dulce compañera!///

Con coronas de nardos/ y con cintas de seda…./ ¿Ah es verdad que su féretro/ es un ánfora griega/ de un encaje finísimo/ tejido por la pena,/ que su caja de nieva/ parece una maceta/ y que la flor más linda,/ la de gracia más plena,/ el capullo de rosa/ de más clara belleza,/ es de cu carne rígida/ la pálida azucena?/ ¿A dónde irá tan lejos/ la dulce compañera?/ Decid todos conmigo/ la oración de la ausencia/ ¿Ah volverá mi niña?/ ¿Ah volverá mi reina?

Como era tan artista/ como era tan serena/ fue loca por la pluma,/ fue mártir por la idea/ ¿Dónde irá tan bonita/ con el traje de fiesta/ con coronas de nardos/ y con cintas de seda?/ ¿dónde irá tan bonita/ vamos todos tras ella./ Todos no; los que en vida/ la hirieron ¡que se vuelvan!/ ¡ No más besos de Judas/ en su frente de cera/ no empañen la armonía/ de su sueño de muerta!/ ¡Ay luz de mis cantares!/ ¡Ay dulce compañera!///

Con coronas de nardos/ y con cintas de seda…./ ¿Ah es verdad que su féretro/ es un ánfora griega/ de un encaje finísimo/ tejido por la pena,/ que su caja de nieva/ parece una maceta/ y que la flor más linda,/ la de gracia más plena,/ el capullo de rosa/ de más clara belleza,/ es de cu carne rígida/ la pálida azucena?/ ¿A dónde irá tan lejos/ la dulce compañera?/ Decid todos conmigo/ la oración de la ausencia/ ¿Ah volverá mi niña?/ ¿Ah volverá mi reina?


JESÚS CANCIO

Prisión de Torrelavega (1938)

martes, 3 de mayo de 2011

Poema de Jesús Cancio a Polanco




Jesús Cancio en su obra "Bronces de mi costa", dedica un poema a Polanco, pueblo en el que pasó muchas y largas temporadas, en la casa Villa Antonia perteneciente a sus primos Emilia, Luis, y Jesús Corona. En ella falleció en agosto de 1961.

Muchos vecinos del lugar le recuerdan en el corto paseo de su casa a la barbería, lugar de encuentro e improvisadas tertulias o en el bar "Cumbrales" , junto al corro de bolos, observando algunas partidas de nuestro deporte autóctono; también se le recuerda leyendo y escribiendo con una lupa, dada su escasa capacidad visual, en los últimos años practicamente nula. Y, otros recuerdan cuando fue el coro Ronda Garcilaso a cantarle a su casa; la amistad de Cancio con Pepin del Río era conocida. Escritores, poetas, pintores y escultores visitaban con cierta frecuencia la casa "Villa Antonia" de Polanco entre los que se encontaban Mauro Muriedas, Jesús Otero, Pepe Hierro, José del Río "Pik", etc..

El amor de Cancio por Polanco queda reflejado en varios poemas, pero hoy prestamos atención a éste, tuitulado POLANCO, un poema de verso libre con ciertos matices místicos con notable pretensión de aproximarse a aquél de la Oda I de" Vida retirada" de Fray Luis de León que decía: Del monte en la ladera,/por mi mano plantado/ tengo un huerto,/ que con la primavera/de bella flor cubierto/ya muestra en esperanza el fruto cierto.

El de Cancio dice así:



POLANCO


Como Fray Luis junto al monte,


Tengo junto al mar un huerto

Que he plantado por mi mano

Lo mismo que el poeta excélso.



Y cultivo con tal suerte,

Que ya muestra el fruto cierto

De una cosecha de amor

Y otra de paz y silencio.



Así te quiero Polanco:

Verde el prado, azul el cielo,

Sin más voz que la de Dios,

Que es la del mar de mis versos,

y frente a mi hogar tu mies,

que tiene mucho de templo

por su divina belleza,

por su gran recogimiento,

por el retablo del roble

que en ella talló el Maestro

con el buril de su pluma,

con la gracia de su verbo.



Cagigona de Cumbrales:

Con que dignidad te has muerto

Para seguir paso a paso,

Las huellas de aquel ingenio

Que te copió, tú lo sabes

Con un pincel velazqueño.



Como Fray Luis junto al monte,

Tengo junto al mar un huerto

Que linda con una mies

Donde aún hay un árbol seco

De llorar savia de pena

Por la muerte del Maestro.



Así te quiero Polanco:

Hidalgamente sereno,

sin más voz que la de Dios

ni más bóveda que el cielo.


Frente a la casa del autor se encuentra la plazoleta con el busto de JMª Pereda y los restos de la cagigona que mira por su orientación sur a un rico diapiro sobre el que se encuentra una amplia y fertil mies que fue rica en prados, maizales y castaños.


El poema hace referencia a esta unidad geográfica, exalta cuanto de bello sus sentidos contemplan ".. frente a mi hogar tu mies... por el retablo de roble que en ella talló el Maestro..." la mies; la cagigona, tan bien descrita en el inicio de "El sabor de la tierruca" y de la que fenecida, apenas queda a modo de icono, una pobre imagen de lo que fué, la pluma de Pereda y el Maestro en referencia al escritor polanquino, escrito con mayúscula a objeto de ensalzar el respeto y la grandeza de J.Mª de Pereda, etc... son elementos que aparecen en este bonito poema dedicado al pueblo que formó parte de su hogar.


Tino Barrero