lunes, 16 de julio de 2012

Un crucero recuerda la antigua ermita de San Bernabé


Sobre los restos de la antigua ermita de advocación a San Bernabé, situada en el Alto Quintana (Polanco), se ha colocado un crucero como monumento testimonial que nos recuerde a la ermita desaparecida hace muchos años.
     Solamente los mayores del lugar recuerdan vagas referencias de la ermita y a su imaginería iconográfica que estuvieron bajo el cobijo de una casa aledaña hasta que sus moradores se deshicieron de ellas por temor a que fuesen incautados por el Frente defensor de la República.
     Dentro del Archivo Diocesano en los Libros de fábrica de San Pedro Advíncula se leen varias referencias a las visitas hechas a las ermitas de Mar, San Roque y San Bernabé. La primera referencia data de 1750 en que se firmó visita a las tres ermitas y se hizo anotaciones en los libros pertinentes de cada ermita. Aunque, según Sánchez Landeras, en el libro “Polanco en su historia”, diversos documentos ya la mencionan en 1644.
     La última referencia de visita girada es de 1819 y a partir de ahí viene la tradición oral. De la ubicación existe referencia en un plano del último tercio del S. XVIII que se encuentra en el Archivo de la Chancillería de Valladolid..
     En los inicios de los años 30 del pasado siglo el Obispado de Santander cede a Fermín Ríos, vecino de la localidad, la parcela y restos del ya arruinado templo que aún conservaba parte de sus muros con cuyas piedras construiría su propia casa. Por esas fechas se conservaban las imágenes de San Bernabé y la Ciega que fueron guardadas en el pajar de la familia Cueli, cuya residencia colindaba con la parcela de la vetusta ermita.
     Heredera de este santuario y bajo la misma advocación es la ermita ubicada en el lugar de Rinconeda que se inauguró oficialmente el día 11 de junio de 1954, festividad del Santo que pasa a ser el patrón de dicho término local configurándose como una de las fiestas locales del municipio de Polanco. Dicha ermita de pequeño tamaño dotada de planta rectangular de apenas 32 metros cuadrados recoge en su presbiterio una talla en honor al santo hecha con madera de castaño y esculpida por Manuel Tamayo, vecino del lugar.
    Por iniciativa de un descendiente de la familia Cueli que ha adquirido la pequeña parcela, Julián González Cueli, capitán de la Marina Mercante y miembro de la Asociación Sociocultural Polanco que trata de redescubrir hechos históricos y culturales del municipio, se ha decidido restaurar una de las paredes y colocar sobre ella un crucero de piedra.
     El crucero es un monumento religioso constituido por una cruz generalmente de piedra sobre un pilar, situado en un lugar público, principalmente encrucijadas (cruces de caminos), atrios de iglesias, lugares elevados o lugares en los que antiguamente existían cultos paganos a la naturaleza. Es muy probable, al no existir las carreteras ni caminos actuales, que por esta ermita transcurriese el Camino de Santiago hacia Santillana.
     En el acto de inauguración de dicho monumento que fue bendecido por D. Antonio Gutiérrez, párroco de Polanco, estuvo presente el alcalde, Julio Cabrero Carral, algunos concejales; miembros de la Asociación Sociocultural y vecinos del entorno.



TINO BARRERO

Presidente Asociación Sociocultural Polanco

viernes, 6 de julio de 2012

JESÚS CANCIO, “EL POETA DEL MAR” EN POLANCO




 Por TINO BARRERO

Coordinador Educativo y cultural


Tras medio siglo de su fallecimiento, Jesús Cancio “El poeta del mar” (1885-1961), tiene su placa en Polanco. Una placa distintiva que testimonia la vinculación de Cancio con Polanco .

Efectivamente, en Polanco, el poeta, pasó largas temporadas en la casa familiar de sus primos los Corona, desde que Emilia Corona, en el año 1947, decidió adquirir una finca campestre, no lejos del mar y halló en Polanco la finca que se denominó“ Villa Antonia”, bien aireada al Norte por el mar de Suances y al Sur sosegada por los montes que nos separan del río Pas y, enfrente, al otro lado de la carretera, se encuentra la famosa Cagigona de Cumbrales junto al busto de quien con enorme maestría la describió en “El sabor de la tierruca”, J.Mª de Pereda.

En la casa “Villa Antonia”, Cancio pasó largas temporadas, quizá, en el afán de estar lo más próximo posible de su prohibida y querida Comillas natal, a la vez que sazonarse de la brisa de ese mar de sus amores que a través de la ría llega a Polanco.

En Polanco, los moradores le recuerdan como un hombre afable, le gustaba dar cortos paseos y disfrutar, a pesar de su escasa vista, de la contemplación del deporte vernáculo de los bolos, del café de las tabernas o en la barbería, sostenía con los lugareños sabrosas conversaciones. A Polanco llegaban desde diversos lugares de la región viejos amigos del poeta, intelectuales y amantes de la cultura.

Si bien las estancias y visitas a Polanco se hicieron asiduas desde 1947, ya con anterioridad, en su mocedad , fueron varias las incursiones a Polanco pues guardaba gran amistad con don Vicente Pereda, especialmente con su hijo Luis de Pereda y Torres Quevedo a quien tras su prematuro fallecimiento le dedicó el soneto In Memoriam :

Eras la línea recta de tu padre y tu abuelo

y te curvó la muerte, celosa de tu vida,

de tu vida que era como una flor ungida

con el rocío del arte por bendición del Cielo…..

En Polanco estuvo cuando se inauguró el busto de Pereda junto a la Cagigona en 1929.
A Polanco dedicó el poema “Tonadas a Polanco” que dice:

Polanco de mis canciones

aldea de mi ilusión

tengo el alma en prisiones

desde Soña al Pedregón

Playas, maizales

flor del romero

¡Ay mi Cumbrales

Cuánto te quiero!.......

Y a Polanco dedicó el poema titulado “Polanco”


Como Fray Luis junto al monte,

tengo junto al mar un huerto

que he plantado por mi mano

lo mismo que el poeta excelso,

y cultivo con tan suerte

que ya muestra el fruto cierto

de una cosecha de amor

y otra de paz y silencio.

Así te quiero Polanco….



Hoy Polanco, gracias al Ayuntamiento y a la Asociación Sociocultural, tiene señuelo de su poeta para recuerdo del vecino y curiosidad del foráneo. Con esta placa, descubierta por el alcalde polanquino, Julio Cabrero Carral junto a la alcaldesa comillana, Mª Teresa Noceda, no sólo se dignifica al poeta sino que nos honramos a nosotros mismos como vecinos de Polanco.