SOÑA, SAN ELÍAS Y EL MALVÍS.
- Crónica de una fiesta-
Ahora se ha cumplido un año en que tuve el honor de dar el
Pregón de las fiestas de San Elías en Soña, invitado por la Asociación de
Vecinos del barrio. El pregón le quise dedicar a recordar aquellos primeros
años del surgimiento de la fiesta. Es la única fiesta de los distintos barrios
del municipio que he visto nacer; la de los otros barrios le precede varias
generaciones, perdiéndose sus inicios en el tiempo.
Como ya he expresado en otra ocasión, el origen de la fiesta
de San Elías en Soña, me parece paradigmática. Es el claro ejemplo de lo que un
barrio puede conseguir cuando se une; vecinos de todas edades, sin sesgo de
sexo, se juntan codo a codo para organizar su fiesta con toda la complejidad
que ello conlleva, muy especialmente cuando es la primera vez. Tuvieron el
arranque de romper con ese tópico,
utilizado por las personas que comienzan a entrar en años y quieren eludir responsabilidad, que dicen: “eso es para jóvenes”. En aquellos
inicios, veinteañeros y sesenta añeros salieron a pedir por el municipio y
concitaron a diversas empresas del entorno para organizar el cartel de fiestas;
se pusieron tras la barra del bar, atendiendo y agasajando a vecinos y
visitantes con gran maestría. Las amas de casa colaboraron en establecer el
exquisito pincho de tortilla, como icono gastronómico de la fiesta. Y juntos,
con anhelo, esfuerzo e ilusión transformaron un lavadero y abrevadero de ganado
en una ermita, dedicada al santo que habían elegido como patrono del barrio:
San Elías.
Fue una gesta memorable, algo épico, donde consiguieron ser los auténticos protagonistas de su historia, de su fiesta, de lo cual tienen que sentirse orgullosos, por lo que tienen el deber de recordar y dar a conocer a las generaciones venideras, de modo que el legendario acontecimiento y sus autores, pase a formar parte de la memoria colectiva del barrio.
Bastó un año, para que algunas cosas cambiasen. De una, el
fallecimiento de Julián Revuelta, El Malvis, a principios de año. Julián me
precedió el año anterior en el papel de pregonero de las fiestas. Lo hizo
magníficamente, como él lo sabe hacer, con trovas y cánticos; estuvo genial y
muy bien acompañado. Julián fue uno de aquellos legendarios que iniciaron las
fiestas de Soña, fue un gran contribuyente. Para mi pregón, glosando aquellos
inicios, Julián -junto Esteban y otros- fue de gran importancia, pues tenía a
recaudo cantidad de detalles, programas, cuentas y anotaciones de aquellas
primeras fiestas, lo que me permitió hablar no sólo de recuerdo sino de datos
fidedignos.
Que Julián Revuelta es un personaje singular y que su nombre quedará inscrito como personaje destacado del folclore cántabro, no hay duda alguna. Que nos entristeció y sobrecogió su pérdida, tampoco hay duda.
Otra cuestión que ha cambiado y nos ha sorprendido en este
año, ha sido que las fiestas no han sido organizadas por la Asociación Vecinos de Soña, herederos legítimos de los
impulsores del 79. La presente edición ha estado organizada por la Concejalía
festejos del Ayuntamiento que ha contado con la colaboración del grupo habitual de apoyo a la organización. Las fiestas han estado bien, bajo el cliché de años
anteriores. El pregón estuvo a cargo del vecino Eloy Galdeano, profesor,
avecindado en Soña desde hace un cuarto de siglo y que viene colaborando dentro de la organización de la fiesta.
Desconozco la causa que haya ausentado a la Asociación de
organizar su fiesta. Deseo haya sido un hecho puntual y que año que viene la
vuelvan a retomar; deben preservar el legado que les dejaron sus mayores.
Siempre he sido partidario –y así lo he manifestado en
diversas ocasiones- de que sean los propios vecinos quienes se encarguen de
organizar su fiesta, nadie mejor que ellos para saber cómo desean organizarla y
qué contenidos desean ofrecer en su programa. Esa tarea común, estrecha lazos
vecinales e imprime identidad al barrio. Desde la Concejalía de festejos debe
facilitar, apoyar y colaborar en el desarrollo de la fiesta.
Recuerdo que tras el inicio de San Elias a través de la
unidad vecinal. Duraante las décadas de los 80, 90 e inicios del nuevo siglo, otras
fiestas de la localidad tomaron el ejemplo, pasando a organizarse a través de
Peñas o Asociaciones. En el año 1980, estando de concejal de festejos y cultura
Pedro Payno, decidió organizar las fiestas de San Pedro Ad-víncula con la
mocedad del pueblo y resultó un éxito en participación y colaboración. Poco
tiempo después se organiza en Posadillo la Peña San Roque y el perro, en la que
estuvo involucrado prácticamente todo el barrio y vecinos adyacentes.
Organizaron unas fiestas magníficas consiguiendo tuviesen un gran raigambre y que fuesen un referente entre las de
distintos barrios. A finales de los años 80, la Asociación Sociocultural
Polanco, se encargó de organizar las fiestas patronales de Polanco,
introduciendo en su programación la colaboración activa de diversas
asociaciones o grupos municipales que sirvieron para dinamizar e implicar al
mayor número posible de vecinos y enriquecer los programas de fiesta. Fueron
grandes fiestas, con grandes novedades y atracciones que dejaron su impronta.
Esperemos que la Asociación de Vecinos del barrio de Soña,
vuelvan a protagonizar la organización de sus fiestas.
En cuanto a Julián Revuela, El Malvis, decir que estuvo más
presente que nunca durante las fiestas. El Ayuntamiento organizó el I Festival
Folclórico en su recuerdo. Un festival que estuvo excelente, en el que
participaron: el Coro Ronda Garcilaso, El cartero de Correpoco, Coro Ronda la
Esperanza de Requejo y el Grupo Danzas Virgen de las Nieves de Tanos. Y el
domingo, tras la misa y procesión del santo, se inauguró una estatua en piedra, realizada por el escultor Salvador García Ceballos, representando la figura del Malvís que quedó plantada junto a la capilla y el parque
infantil “La Castañera”.
Podemos decir que las fiestas de San Elias del presente año, han
sido un homenaje merecido a tan singular vecino, uno de los precursores de la
fiesta y una de las figuras estelares más representativas del folclore
cántabro. Por la pradera y calles del barrio, hasta el monte, va pajareando su
espíritu cantarín.
Tino Barrero.